El subte de la ciudad de Buenos Aires es el teletienda versión metro. Aparecen los vendedores más variopintos vendiendo lo más insospechado.
Un hombre, grande, corpulento y barrigón en bermudas entra con un radiocasete a todo volumen sobre el hombro y pregona: “¡Grandes éxitos ochentosos! Lo mejor del rock. Un sidí con más de 100 cansiones inolvidábles” De fondo suena un random que muestra 10 segundos de cada canción: Every breath you take… Voyage, voyage… Forever young, I wanna be… “Y este sidí con 100 cansiones en mp3 por sólo 10 pesos” Al final añade que también tiene recopilaciones de soul, música romántica, reggaeton, tango…
Un muchacho flaco y veloz entra con una caja de lo que parecen grapadoras. “Les traigo hoy la fabulosa máquina de coser de viaje, les voy a haser una demostrasión para que la vean. Pregunten sin compromiso de compra” Entonces saca un pedazo de tela de vaquero y, mientras explica el sencillo funcionamiento de la maquinita, la cose a sí misma y tira fuerte para que veamos que el invento es fiable. “Las tenemos todas revisadas y en perfecto funsionamiento y cuestan sólo 10 pesos”
Una señora dulce y de lento caminar trae una caja llena de paquetes de calcetines y nos deposita a cada pasajero uno en las piernas. “Medias deportivas, el paquete de 5 sólo por 10 pesos”
Un señor con bigote y camisa desabrochada en honor a una selva de pelo en pecho enseña fundas para cámara digitales que “el precio de mercado, los que tienen cámara saben muy bien, es de 100 pesos, pero hoy, en exclusiva, lo pueden ustedes adquirir por 10 pesos”
Cuando vengáis a Buenos Aires, dado lo caro que está todo, lo mejor es que os hagáis la ruta del subte y compréis allí, en serio.
Besos a 10 pesos que son sólo dos euros.