Recalculando.

La Isla Martín García está a tiro de piedra de Uruguay pero pertenece a Argentina. Es un parque natural donde la luz eléctrica se genera con generadores que apagan a las 12 de la noche. Por eso la llaman la isla Cenicienta. Claro, que últimamente cambiaron los tiempos y cortan la luz a las 3 am, para modernizar el cuento.

Viven unas 90 personas. No existe la propiedad privada pero si trabajas allí el gobierno te presta una casa.

Un barco que sale desde El Tigre va y vuelve 3 o 4 días en semana. Un viaje de ida, uno de vuelta.

La panadería es famosa por sus panes dulces (panettone) que hace durante todo el año. Normalmente es algo típico de la navidad, pero allí tienen fama porque un presidente iba hasta allí en avión sólo para comprar ese pan dulce. ¡Ahorro estatal! Por cierto, está bueno, la verdad.

Hay un aeropuerto no controlado que sí tiene controlador aéreo pero no controla, por lo visto… A lo mejor es porque ha puesto un bar en la pista de aterrizaje que abre hasta las 3 de la mañana. Claro, o atiende el bar, o atiende el tráfico aéreo.

La isla también tiene una zona intangible justo al otro lado de la pista de aterrizaje. Será que se ve pero no se toca, el agua no moja, las ramas no rozan. Es la anulación del sentido del tacto mientras los demás siguen funcionando. Curiosa experiencia.

Y allí, no sé de qué manera, de nuevo me vi envuelta en una aventura autóctona off-lonely planet. Me invitaron a un encuentro de kayakistas donde acabé por ser la cronista independiente Lagalle (de la gallega). Héctor, uno de los organizadores, me asignó la cámara y allí anduve yo entre remos, botes, asados, tiendas de campaña filmando el evento y, por supuesto, mucho mate.

Integrada hasta el punto de tomar ese mate con la prefectura, subir al puesto de mandos del catamarán y ser la mano inocente que sacaba los números de los sorteos.

¡Cómo me gusta formar parte de la élite dirigente! Eso tiene privilegios como, por ejemplo, no dormir en el camping sino en la casa del cura. Sí, con crucifijos, estampitas de papas, armario con sotanas y vírgenes iluminadas. Todo lo que os imaginéis rodeado de telas de araña y además una puerta del salón que da directamente al púlpito mismo. Esto para una hija de la naturaleza no bautizada es algo muy, muy, muy extremo. ¡Cómo me gustaba abrir esa puerta y encontrarme delante de todos esos bancos vacíos y con el Señor a mi espalda. No había peligro de encontrarse con el cura porque sólo viene los primeros y terceros Jueves del mes.

Me sorprendía que al pasar la gente me decía: “recalculando”. ¡Hasta la prefectura! De hecho me empezaban a llamar Recalculando. Y yo no entendía nada… Hasta que me di cuenta que les hace mucha gracia mi acento pues el mismo que el dela chica del gps. Así que ya la broma era caminar a la vez que decía: recalculando ruta, a 4 metros gire a la derecha, tome la próxima salida… A algunos les dije que era yo la que había hecho las grabaciones… ¡Y se lo creyeron! Ja ja ja.

Así acabé el fin de semana, grabando del muelle a la cárcel, del bar Solís al teatro, del camping a la casa del cura. La isla fué el lugar donde ponían en cuarentena a los inmigrantes. Luego fué base militar con cárcel y todo, y ahora esta última está medio derruida y sirve para guardar los kayaks para que no se escapen.

He comido muy buen pescado cocinado por el señor José, del restaurante, que es como un rey pero con sombrero de cocinero; y servido por sus hermosas hijas (a cada cual más bonita y dulce) y Marita, su encantadora mujer.

He asistido a miles de actividades para remeros: técnicas de rescate, proyecciones de vídeos de descenso de ríos, masajes lumbares, clase de radioaficionado y, por supuesto, milonga a lo rural. Algunos habían hecho hasta 400 km remando para venir al encuentro. ¡Madre mía!

He conocido al capitán Charquito, Daría, el Vikingo, Bin Laden, Estrellita, Capitán Toto, Tango, Los culpables de todo, Monstruo, el Capitán Tormenta, El Capitán, El Vasco, Colo, y a otros y otras kayakistas, que me han enseñado un mundo desconocido en el que me gustaría adentrarme, remando… 

Hasta aquí puedo contar.

Cronista independiente Lagalle, Recalculando para los más desconocidos.

Ubicándome.

Viva British Airways! Pantallita individual con selección de películas que están en cartelera aún, playlist que te puedes hacer: David Bowie, Bob Dylan, Jackson 5, Bobby Mcferrin, Dr Jonh, Nick Cave… Así no hay quien duerma!

Dura despedida en Madrid, avión a Londres. En Hyde Park me espera Joe, the big Joe. Buscamos a mi prima en su trabajo y nos vamos a un típiquísimo pub londinense. Tengo tres horas para estar con ellos. “You are crazy, kid” me dice Joe con su gran sonrisa. Luego vino otro amigo de Cris. London Time! con risas, inglés chapucero, y 2 pintas en el cuerpo. ¡Ea! A cruzar el charco: 14 horas.

Un día, muchos mares cruzados, diferentes continentes… ¿Dónde está Sauce?

Os juro que esta vez no empecé yo la conversación a la señora de al lado. De hecho las pelis me tenían abstraída. Pero la abuelita Enma me acabó dando su teléfono porque le recuerdo a su nieta que es periodista y a veces trabaja con artistas y me la quiere presentar.

-¿Cuántos años tenés?- Pregunta ella.

– 30.

– No, no te puedo creer (dijo mientras daba un respingo). ¡¡¡No te hasía más de 25!!!

¡Toma ya! Ya tengo abuela en Buenos Aires. El capitán nos da la bienvenida a Buenos Aires con una temperatura ambiente de 10 grados. ¡Qué graciosillo…! Y como último consejo. Viajad siempre de noche porque no se te ven las arrugas.

Besos entre allí y aquí, perdidos en alguna parte.